*Por Lic. Graciela Chajet, Psicóloga y Psicogerontologa

La situación demográfica con respecto a la vejez nos sitúa en el siguiente escenario: el proceso de envejecimiento, precisamente como un proceso paulatino, que se viene dando de forma mundial y particularmente en la Argentina, se acentuó en el año 1920 y nos coloca como uno de los países más envejecidos de Latinoamérica. Para el año 2050 las proyecciones nos situarán en 1 de cada 5 personas serán mayores de 65 años.

Este proceso de envejecimiento es el resultado del pronunciado descenso de la fecundidad, la disminución de la mortalidad y el aumento de la esperanza de vida. Dicho en otras palabras, "la gente vive más tiempo".

¿Por qué es importante conocer estos aspectos demográficos?

Porque de esta manera podemos obrar en consecuencia para pensar, diseñar y elaborar Políticas Públicas dirigidas directamente a este grupo etario. De hecho, en 1991 la Asamblea General de las Naciones Unidas -en favor de los Adultos Mayores-, exhortó a los gobiernos a diseñar y planificar políticas y enunciados en favor de este grupo e instó a que tengan un rol protagónico.

La vejez es una construcción y como tal alude a diferentes particularidades que le son propios a cada individuo que envejece: aspectos biológicos, culturales, historia personal, historia laboral, vínculos que pudo construir o no, familia. Esto hace que el colectivo de Adultos Mayores sea tan heterogéneo.

Cuando surge la pandemia del Covid 19, se pusieron de manifiesto cuestiones que ya estaban presentes, pero que comenzaron a ser más visibles, más palpables. El término "viejismo", que surge en los años 70 por el médico geriatra Robert Butler, hace referencia al conjunto de prejuicios que existen hacia los Adultos Mayores por el solo dato de su edad: "que son vulnerables, que toman mucha medicación, que pasan mucho tiempo en casa, que son pasivos".

Se los comenzó a llamar “Población de Riesgo” borrando por completo las capacidades que cada sujeto adulto podía tener para afrontar dicha situación de pandemia. Las noticias y las informaciones solo dejaban a este grupo en una situación de una incertidumbre amplificada donde primó el pánico y no el miedo como una reacción, hasta lógica, por la situación social reinante. En términos del Dr. José Abadi “sí al miedo útil, no al pánico inútil”.

Cuando un Adulto Mayor queda en una situación alienado, en una versión equivocada o amplificada o exagerada, ese miedo-pánico impartido impide pensar.

Para finalizar, comprender el miedo, un miedo, los miedos implica objetivarlo, saber que es ese objeto temido y en consecuencia permite sacar herramientas propias para enfrentarlo.