Nadie sabe con exactitud cuál es el proyecto para Mar chiquita capaz de incluir a todos. De contener y contentar a la gran mayoría (si es que existe esa posibilidad).

Pero puede haber un proyecto que se acerque quizás a la demanda principal y recurrente.

Quizás no solo lo que necesita el vecino sino también, lo que él quiere en cuanto a gestión local. Lo que el vecino considera urgente y prioritario.

Para tener esa mirada, es fundamental escuchar, tener canales de comunicación fluidos, reales, amplios, para saber qué es lo que preocupa, dónde están los problemas reales, etc.

Un ida y vuelta con la comunidad, con el vecino real (no virtual) que hoy parece solo tener las redes sociales para hacer catarsis, para juntar firmas y quizás hacer algún cambio en el barrio.

Las delegaciones municipales son la primera ventanilla que tiene la comunidad. Es el primer escritorio que se encuentran cuando quieren elevar algún tipo de reclamo o sugerencia. Cualquiera puede acercar una nota y esperar que algún día llegue la solución al reclamo. Algunos con mayor o menor complejidad.

También están los centros de Salud que se vieron desbordados, sobrepasados y reconstruyendo años de vaciamiento.

Las medidas de cuidado siguen en pie y la flexibilización de la cuarentena hizo que a cuenta gotas, se vaya retomando la rutina diaria en la vida real. La escuela, salir para hacer las compras, el trabajo, etc.

Los funcionarios volvieron a sus despachos y muy pocos dan audiencias. Ante la proximidad de las elecciones PASO de septiembre, los precandidatos salen a la calle.

Todos afirman tener los proyectos para mejorar la situación actual a pesar que hay muy poca participación vecinal. No hubo espacios de diagnóstico, análisis y participación para los vecinos. Ni siquiera en el poder legislativo local, donde se realizaron muy pocas sesiones por la pandemia y también la inacción de los legisladores.

Las redes sociales parecen ser el único canal de comunicación desde donde se realiza la comunicación oficial y donde se llevan adelante cruentas batallas entre vecinos, militantes y trolls, dependientes de las distintas fuerzas políticas que saben que la presencia en Redes hoy es fundamental para la propaganda. Debilitar al adversario, generar descontento o aceptación. Todo parece pasar por Facebook, Twitter, Instagram y cualquier plataforma de moda.

Esta semana se vieron reuniones con algunos vecinos, gazebos y mesas de precandidatos que tímidamente entregan folletería y charlan con algún vecino que pasa. La campaña comenzó muy tibia y no asoma ningún candidato para hacer ruido, sacudir un poco el frio de la pandemia y el descreimiento popular que pide a gritos un espacio para participar, analizar y debatir.

Un lugar para que alguien se gane la confianza. Para que surja algún referente pero de la vida real. Hombres y mujeres de carne y hueso. Sin filtros ni marketing. Lejos de la realidad virtual de las redes sociales.

Para discutir los problemas reales, que necesitan soluciones real