Opinion por: Matías De La Fuente

12 de junio de 2022

¿Cuánto conocemos de la fiebre?

Es importante saber que nuestro cuerpo constantemente regula la temperatura. Compartir en:

Para referirnos a “fiebre” debemos medirla con termómetro y encontrar una Tº Axilar mayor o igual a 38.0 ºC. En lo posible, utilizar uno digital, ya que los de mercurio son más complejos y pueden producir accidentes, No sólo guiarnos por “la percepción” de calor en la frente, sudoración, o decaimiento, ya que estos signos son muy inespecíficos y forman parte de cuadros generales.

Aclarar, antes que nada, es importante mantener la calma y acudir a una consulta con nuestro médico, pediatra o en guardia, ante cuadros febriles. Además, ante la aparición de: letargo (adormecimiento e inactividad fuera de lo normal), irritabilidad, llanto continuo, confusión, delirio, flacidez o rigidez, dificultad respiratoria, convulsiones.

Es importante saber que nuestro cuerpo constantemente regula la temperatura, en condiciones normales, y esta puede oscilar durante el día, llegando a máximos de 37,5ºC por la tarde, y mínimos de 35ºC por la mañana/madrugada.


¿Qué mundo extraño hay detrás de la fiebre y sus mitos?

La mayoría de los “bichitos” o patógenos que nos atacan, viven, se reproducen, entre 27º y 37º, por lo que tendría sentido la fiebre como respuesta.

A lo que nuestro “centro termorregulador” responde, se llaman pirógenos, y estos pueden venir de afuera o sólo ser internos, y mediados por “enzimas” o proteínas mensajeras que inducen una cascada enorme de respuestas, como por ejemplo también la inflamación.


La fiebre por sí sola, no es una enfermedad. Sino que la fiebre aparece como respuesta ante “una posible enfermedad”. Optimiza la respuesta del sistema inmune aumentando la resistencia a la infección, se ha demostrado que algunos microorganismos pueden ser inhibidos directamente por el aumento de la temperatura corporal o tornarse más susceptibles a la capacidad bactericida del organismo y a los antimicrobianos.

Debemos entender esta respuesta del cuerpo como algo esperable, como una protección natural, que es autolimitada y no superaría los 42ºC.


Se suele tener la creencia y cierto temor, que la fiebre produce: convulsiones, meningitis, e incluso la muerte. Lo cual es falso. Sólo hay que estar atentos a este “período de incubación” atendiendo a las pautas de alarma y aparición de síntomas que serán de utilidad para el médico y el diagnóstico.

En el caso de las convulsiones, son producidas por otra vía dentro de la cascada que se genera.


¿Qué podemos hacer?

Es importante ahora que rompimos algunos mitos, no administrar antibióticos ni exceder o aumentar la dosis de “antitérmicos” (paracetamol, ibuprofeno, dipirona) sin prescripción médica. Ya que pueden resultar tóxicos.

No debemos monitorear constantemente la fiebre por miedo a una convulsión, sino encargarnos de sus manifestaciones, con la finalidad de mejorar el comfort mantener la hidratación, alimentación, el estado general, el humor. Un ambiente tranquilo, ventilado. Se pueden dar baños templados. Los “paños fríos” en frente, axilas no frenan la cascada que se desencadena en el organismo, pero pueden ser utilizados para comodidad. De esta manera, una vez que nos encontramos con la fiebre, el objetivo será el bienestar.


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