Érica es una docente de Mar Chiquita. Luego de ver recortado su salario, al igual que otros compañeros decidió llevar su reclamo al Ministerio de trabajo y Consejo Escolar de la ciudad de Mar del Plata y terminó con moretones en su cuerpo.

La mujer padece un tumor y debe someterse a una operación en los próximos días, pero sumó más heridas a su cuerpo por reclamar algo, que ella siente justo.

“Este mes cobré $8.000 porque me recortaron el sueldo y a miles de compañeros. No es un error administrativo, está todo fríamente calculado en un plan de ajuste que me duele en el alma porque yo los voté”

SU RELATO:

Terca, como una vida...

-TENÉS QUE ESTAR TRANQUILA. RELAJAR TU MENTE- le dijo la doctora a Erica detrás de un monitor. -¿CÓMO ESTÁS?

Aparentemente no se me nota. No sé si eso es bueno o malo. Justamente ahora, hace apenas unos minutos, durante este día y su democracia, vengo de una refriega ligera con una mujer policía que me amorató este brazo que no ves. Vengo de la puerta del Consejo escolar, de tratar de ingresar para gestionar urgente una solución a mí reclamo: soy docente de Artística y estoy casi sin salario. Tengo seis años de antigüedad. Tengo dos hijos. Y lo que ya sabés, tengo que operarme de un tumor en la mama izquierda. Hasta agosto cobraba el programa PIEDAS, de $13000. Entre el PIEDAS y mis dos módulos este año mi salario fue de $20.500 totales. Ahora, a este día de noviembre de 2020, faltan menos de 10 días para operarme. A este día de noviembre de 2020 ya ni el PIEDAS cobro. Figuraba en una lista de bajas del Programa porque no cumplí con el requisito de anotarme a los actos públicos digitales…en mi distrito, Mar Chiquita, no había oferta de módulos de artística, por eso no me anoté. Pero las listas se arman así: con un señor que hace el mismo ruido que vos con el teclado. CLIC.CLIC.CLIC. BAJA.BAJA.BAJA.

-AH, BIEN. TRANQUI. NO QUEDA OTRA- Contestó Érica. Su voz fue firme.

-FALTA POCO. TE VEO BIEN. NADA DE ANGUSTIAS. SÓLO AFECTOS Y MIMOS- incluyó la doctora en su receta.

¿Y contra la angustia? ¿Nada? A este día de noviembre, mi salario es de $8000. Una receta contra la angustia. Eso necesito ahora. En menos de 10 días me opero. Desde marzo estoy convaleciente de miseria. No tuve asambleas de actos públicos para llegar al salario con que años anteriores vivía. Vos me tratás del tumor. Ése es tu trabajo. Pero el resto, los ocupantes del Consejo escolar, los encargados de las respuestas y las decisiones políticas ¿de qué me tratan? ¿De qué nos tratan a los docentes que no venimos de ayer, sino desde hace 8 meses en este plan de supervivencia? ¿Se puede ocupar un sillón para ser garante de la orquestación de la pobreza? ¿Se puede jugar a quitarle el único miñón de pan al hambriento?

Antes de que Erica se fuera de la movilización en el Consejo Escolar para ir hasta la consulta con su médica, le pregunté:

-¿Qué es lo que te hace estar hoy acá, en las puertas del Consejo Escolar? ¿Y no estar, por ejemplo, en tu casa, preparándote para tu operación, descansando?

-Estoy acá porque entiendo que sólo luchando se obtiene algo. Algo que no te da ni te quita quienes se postulen al poder. Lo tuyo. Que nadie te da porque lo tenías de antes y simplemente no lo sabías: que no existe la magia. Que la magia se la dejo a ellos, los responsables, quienes sacan y meten a la galera conejitos como el PIEDAS o el ATR.  Sacan o meten. Mes a mes. Mientras voy perdiendo el miedo a una operación porque mi mayor miedo es, un día, no tener más un peso para sobrevivir.  Por eso estoy acá.  Porque no existen las recetas mágicas para la angustia.

Vine a curarme el hambre.