El campo de la medicina ha ido en constante evolución desde sus orígenes. Paradigmas, perspectivas, modelos de atención, especialidades y un notable incremento de los estudios complementarios en las últimas décadas quizás en la búsqueda de agilizar tiempos, satisfacer la demanda y arribar a un diagnóstico lo más rápido posible. Lo seguro es que cada uno de nosotros, como usuarios del sistema público de salud, pudimos apreciar al menos una vez como todo este combo repercute en la atención, en la desconfianza y aumento de consultas.

Un estudio publicado en “Journal of General Internal Medicine” arrojó que, 11 segundos promedio es lo que tarda un médico en interrumpir el relato del paciente, y que sólo un tercio, brinda el tiempo necesario para que el usuario desarrolle su narrativa.

Lo cierto es que, el 80% de los diagnósticos, se arriban pura y exclusivamente con la “anamnesis” (el llamado erróneamente interrogatorio). Los estudios complementarios, no dejan de ser complementarios o confirmatorios. Imaginate que te señalan un punto en el horizonte y no sepas qué mirar, lo mismo pasa cuando se solicitan estudios sin sospecha diagnóstica. Lejos de ser una crítica, esto forma parte de la “biologización” del paciente, entendido como una enfermedad que demanda a un sistema de salud cada vez más colapsado, en crisis.

Prevenir antes que curar.

Debemos entender, continuando el concepto anterior, que el sujeto no es una enfermedad, un problema a resolver inmediatamente, destratado, sino un conjunto biológico, psicológico y social. Las personas tienen una realidad, un entorno, pertenecen a una microregión, se relacionan y tienen subjetividad propia, creencias y miedos. Desestimar el concepto vago de “enfermedad” biológica, y trabajar esta construcción de salud colectiva permitirá el abordaje integral e interdisciplinario de las dolencias de una comunidad. Seguramente no sean las mismas consultas que lleguen a la guardia del hospital de Coronel Vidal, comparadas a las del CAPS de Santa Clara. De hecho, tampoco son las mismas en un único centro de salud. Porque cada individuo vive, trabaja, conoce y siente, de manera diferente, con posibilidades diferentes.

El objetivo del sistema de salud, debe ser personalizar la atención, plantear una estrategia de APS (atención primaria de salud) la cual garantice todos estos aspectos(en todos los niveles de atención), donde haya más prevención y promoción, donde se detecten a tiempo y disminuyan factores de riesgo (biológicos, ambientales, psicosociales, familiares, culturales). Donde las campañas orientadas al conocimiento y autocuidado permitan volver protagonistas y conocedores de salud propia y comunitaria a cada habitante y vecino del Partido de Mar Chiquita. Intervenciones barriales, institucionales, jornadas deportivas e interdisciplinarias, permiten además la detección a tiempo de enfermedades no transmisibles como obesidad, hipertensión, diabetes, etc. Que crecen considerablemente día a día y son disparadores de patologías más graves, incluso si las combinamos con los factores socioeconómicos ambientales.

Con la llegada de la nueva maternidad a Santa Clara del Mar, necesitamos más que nunca hacer hincapié en estrategias preventivas integrales, de esta manera garantizar que la población enferme menos, y cuando lo haga, sea detectado a tiempo y controlado. Pensando en vecinos, madres y niños, sanos y autónomos.