Opinion por: Conrado Dávila.

21 de agosto de 2024

El éxodo jujeño

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"La biblioteca es destinada a la ilustración universal y más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia". José de San Martín

General, perdón por el título, que no viene precisamente de la biblioteca.

Accedemos a eso que llamamos hechos (por definición pertenecientes al pasado) través de la historiografía, oficial en su mayor parte. Seguramente se ha investigado y escrito mucho acerca de la independencia del dominio de Fernando VII y no soy historiador. Estas líneas sólo se basan en la percepción de que el Éxodo jujeño es casi desconocido por las instituciones, quiero decir la Escuela, el Ministerio del Interior y las conmemoraciones oficiales. En Jujuy se celebra el Éxodo, claro, porque forma parte de su historia propia e identidad cultural. La pregunta es: ¿Por qué no pensamos a esa serie de eventos, a ese movimiento defensivo, contraofensivo y victorioso, como fundacional de lo que después fue La Argentina? ¿Por qué el Ejército del Norte a cargo de Manuel Belgrano no parece estar tan alto en la consideración institucional como por ejemplo el Ejército de los Andes a cargo de San Martín? Reitero que las conjeturas que siguen son nada más que eso, o mejor dicho son solamente sospechas.

¿Será que las maniobras militares ofensivas tienen mejor prensa, se “venden” mejor que las defensivas? ¿Que como en Jujuy vivían más indígenas que criollos, no conviene darle mayor entidad, porque sería un reconocimiento a esos pueblos de sus derechos originarios y adquiridos, por haber sido cruciales a la hora de la independencia? ¿Qué Belgrano en una sesión secreta del congreso de Tucumán propuso coronar a un Inca? ¿Y que simplemente en agosto ya tenemos la conmemoración de la muerte de San Martín, y entonces no conviene sobrecargar este mes cono otro acto escolar?

En fin, aquí voy a hacer un breve homenaje al pueblo jujeño, contando a partir de un par de fuentes algo de lo que ocurrió a partir del 23 de agosto de 1812: el Éxodo jujeño y las victorias del ejército del norte a cargo de Manuel Belgrano.

Cuesta oponerse a la tentación de poner a Belgrano en el pedestal, como uno de los números uno de la revolución. Sus decisiones tácticas en Jujuy, Tucumán y Salta; el reconocimiento de vencedores y vencidos como hermanos americanos; la desobediencia al Triunvirato de destruir la bandera por él creada y también de retroceder hasta Córdoba, y en su lugar dar batalla en Tucumán y luego en Salta; de liberar a los prisioneros con la promesa de no levantar más las armas en contra de la patria; todo eso lo invisten de un aura de un ser de cualidades únicas como patriota y humanista.

Pero volvamos al Éxodo. Ya en San salvador de Jujuy, en mayo de 1812, Belgrano sabía que la situación era insostenible. El 27 de ese mes el General realista Goyeneche entró en Chuquisaca y avanzaban hacia Jujuy. Belgrano decide el Éxodo, en la ciudad no debían quedar casas, medios de transporte, alimentos, elementos de hierro, objetos mercantiles y ningún ser viviente. El pueblo, en su gran mayoría, estaba dispuesto a cumplir la orden. Sólo algunos comerciantes o “principales” intentaron esconderse a la espera de las tropas realistas. Desde el 20 de agosto se empezó a trasladar documentos y materiales pesados. Y el 23, el ejército y el pueblo iniciaron la retirada. Fue una maniobra de huida, dejando tierra arrasada para impedir el aprovisionamiento y sustento del enemigo, combinada con ataques de pequeños grupos de soldados, a modo de una guerra de guerrillas. La historia continua con la victoria de Salta y el envío de refuerzos desde Buenos Aires. Luego, en enero de 1813 Belgrano y su ejército jura -usando la bandera por él creada- lealtad a la Asamblea constituyente y emprende la marcha hacia Tucumán, donde derrota nuevamente al General realista Pío Tristán. Belgrano lo abraza y lo releva de la costumbre de entregar los atributos militares y por el acuerdo de rendición lo obliga a retirarse hasta Tupiza (hoy Bolivia).

Más allá de la posible carga subjetiva de sentido heroico del Éxodo y de la presumible relación entre historiografía jujeña y los valores, cohesión e identidad de un pueblo, personalmente creo que dado lo particular de esa gesta y dado que permitió posteriores victorias del Ejército del norte, estaría muy bien que la recordemos (¿recordar: volver a pasar por el corazón?), así como a Jujuy y a todas las provincias de este inmenso e increíble país. Así reconocemos al pueblo jujeño, salteño y tucumano, indígenas y criollos, y muchos jefes militares a las órdenes de Belgrano, pero quedó como tarea para la casa el papel que cumplió Martín Miguel de Güemes y sus milicias en la defensa del frente norte mientras el General San Martín organizaba el Ejército de los Andes en Cuyo, para iniciar el plan continental.





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